miércoles, 12 de agosto de 2009

Enfermedades desatendidas: Enfermedades de la pobreza

Las enfermedades desatendidas atacan a poblaciones ya paralizadas por la pobreza y la inequidad: mujeres, niños, poblaciones indígenas, los pobres.

Es un grave error atender la salud de los pobres sin considerar que la inequidad económica es la principal, a veces la única, causa de sus enfermedades
Los riesgos de enfermar y morir de cerca de la mitad de la población argentina , especialmente de los grupos marginados, tienen su origen en la pobreza. Aún cuando sean atendidos oportunamente, regresarán a la consulta nuevamente. Las enfermedades de los pobres -biológicamente causadas por gérmenes como bacterias o virus- al ser tratadas médicamente no estarán erradicando la verdadera causa. Su real etiología está en la injusta distribución de la riqueza.
Un ejemplo aleccionador es el de la tuberculosis. En nuestro país se mueren alrededor de 1.000 personas por año de tuberculosis. Hay entre 13.000 y 14.000 infectados nuevos por año. Y un tercio de la población está infectada.
Si se mejoran las condiciones económicas y sociales de la población, la tuberculosis disminuye un 5% por año. Si se hace un buen diagnóstico de la enfermedad, es decir se busca, se encuentra y se trata a los enfermos, la tuberculosis disminuye un 8% por año. Si se hace un buen proyecto de vacunación y quimioprofilaxis ( proteger a los que están en contacto con enfermos que contagia) la tuberculosis disminuye menos del 1% por año. De manera que hay dos medidas prevalentes que para tomar: mejorar las condiciones socio-económicas de la gente, hecho sobre el cual los médicos podemos hacer muy poco, y la otra es diagnosticar y tratar.

La tuberculosis se asocia a la pobreza. Y ahora que ha hecho impacto la combinación con el Sida, la explosión de tuberculosos es gravísima. Donde hay más pobres y marginados, la tuberculosis hace más estragos que en los lugares donde existe un mejor desarrollo económico y social.

La cura efectiva y real de la tuberculosis se logra con justicia social. Con buena vivienda, salario digno, buena alimentación y adecuada educación. Así se logró en los países industrializados durante las primeras décadas del siglo XX, -mucho antes de la aparición de los remedios específicos contra esta enfermedad- debido a que las clases trabajadoras accedieron a mejores niveles de vida. Por consiguiente la patología de la pobreza sólo se puede combatir eliminando las diferencias sociales y económicas. Cuando fueron descubiertos los medicamentos antituberculosos, en los países desarrollados el número de casos de enfermedad y muerte por TBC ya había disminuido notablemente.

Otra enfermedad : el cólera y todas las enfermedades por contagio fecal-oral han disminuido tanto en los países desarrollados que desde la década de 1850 ya no son un problema de salud pública: 30 años antes del descubrimiento de los microbios como causa específica de las enfermedades intestinales y casi 100 antes de la aparición de los antibióticos.
Hace 150 años, en las principales ciudades del mundo occidental, se instalaron paulatinamente servicios de agua potable y alcantarillado. La tifoidea, fiebres intestinales como la disentería y diarreas infantiles, junto con el cólera desaparecieron sin el uso de un solo remedio, vacuna, médicos o medicinas. Esto es lo que se consigue con la justicia social que otorga el derecho a cada habitante a tener 200 litros de agua por día, y la garantía que las aguas servidas no contaminarán sus alimentos .

La lista de las enfermedades en la patología de la pobreza es aún más larga y ominosa; incluye, por ejemplo,el mal de Chagas. Las parasitosis intestinales, el cáncer del cuello uterino que tiene su origen en la mayoría de casos por la infección con un agente contagioso, el Papiloma Virus Humano, que se trasmite sexualmente. Por eso, cuando por la extrema pobreza hay hacinamiento, que facilita promiscuidad, por falta de una vivienda decente y humana, inadecuada educación, falta de higiene, el virus causante de ese temible cáncer se propaga.
Las enfermedades desatendidas son consecuencia de la pobreza y están cargadas de estigma; y solamente pueden ser enfrentadas con liderazgo y con un esfuerzo político-económico concertado.
Rodolfo Virchow (uno de los fundadores de la medicina científica), en 1847, dijo: para curar las enfermedades de los pobres no se necesita médicos o medicamentos sino justicia social.

(Por Jaime Rodríguez)

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