miércoles, 21 de noviembre de 2007

Panorama político de Morón después de las elecciones

Empezó el día después

Los votantes de Cristina Kirchner y de Elisa Carrió cortaron boleta en forma masiva para que Martín Sabbatella gane con el 55 % de los votos. El intendente convocó al diálogo con parte del Kirchnerismo y del ARI para “lograr un nuevo relato histórico”. Volvió al peronismo local el debate entre izquierdas y derechas.
El rotundo triunfo de Martín Sabbatella (foto) dio paso a los debates dentro de los partidos políticos en el ámbito local. Es que su victoria no dejó lugar a dudas: volvió a triunfar en todas las mesas, sacó más votos que en 2003, superó los 40 puntos de distancia con la segunda fuerza, ganó abrumadoramente en las barriadas más populares del distrito. Y todo con la dificultad de una jornada electoral pésimamente organizada y con la estructura del Frente para la Victoria montada para robar todas las boletas posibles. Así y todo, más del 60 % de los votantes de Cristina Fernández de Kirchner cortaron boleta e hizo lo propio el 80 % de los votantes de “Lilita” Carrió.
“La gente juntó con el voto lo que tiene que estar junto y separó lo que tiene que estar separado”, argumentó el jefe comunal. Y agregó: “En Morón, para votar por la tradición nacional y popular no había por qué tragarse el sapo de la banda cuasi mafiosa del conurbano y para apostar por la institucionalidad democrática no había motivos para sentarse en una misma mesa con la derecha y las familias Patricias que venían a recuperar la República”.
Este análisis cuenta con el implacable aval de los votos: en Haedo, Castelar norte y Villa Sarmiento, donde ganó Carrió, ganó Sabbatella. Y también se alzó con la victoria en El Palomar, Morón y Castelar sur, donde ganó Cristina. Y con esto, en la intención de “hacer un aporte para ordenar el sistema de partidos políticos”, el sabbatellismo se lanza a la política nacional con un partido propio, el Encuentro por la Democracia y la Equidad, con el que dicen que participarán en las elecciones legislativas de 2009.

EL LABERINTO PERONISTA

Y el peronismo, en Morón, se encuentra en un laberinto en el que no se halla la salida. Es impensado para muchos pero, a nivel nacional, se va conformando en una estructura invencible, única fuerza capaz de gobernar y “sacarnos del infierno”, como les gusta decir. El conurbano bonaerense es el principal sostén electoral de esta maquinaria que en Morón encontró un escollo sin precedentes. Ahí, en un Municipio rodeado por los partidos de La Matanza, Tres de Febrero, Hurlingham, Merlo e Ituzaingó, Martín Sabbatella le ganó todas las batallas electorales de los últimos años. Y lo hizo con corte de boleta y con la base social del peronismo. Cuánto más humilde es el votante, más votos obtiene Sabbatella. Y esto genera sus consecuencias.
El jefe de gabinete provincial, Mario Oporto, fue el reorganizador del peronismo local y el armador de la lista que llevó a Gabriel Barquero como candidato a intendente. Tras el papelón electoral, donde no pudieron superar el paupérrimo 11 %, Oporto ya anunció que se va de Morón y solo se dedicará a comandar el Ministerio de Educación de Daniel Scioli. La incógnita es quién quedará como jefe del peronismo y dos proyectos absolutamente antagónicos se disputan esta posibilidad.
Por un lado, el Movimiento Evita que comanda el secretario de Derechos Humanos provincial, Edy Binstock. Y, por el otro, el sector de Daniel Urdamplilleta, un empleado de carrera del ANSSES Morón.
Binstock fue uno de los jefes Montoneros en la década del 70, con gran parte de su familia desaparecida y vinculado a la temática de los Derechos Humanos, que encontró en Nestor Kirchner la excusa perfecta para seguir perteneciendo al peronismo. Urdampilleta es hermano del secretario de Gobierno de Raúl Otacehé en Merlo y representa a la derecha más rancia del peronismo de Morón. Sin que se le conozca una gran militancia, su participación más activa la obtuvo en esta última elección, donde fue jefe de campaña de Barquero y los resultados están a la vista.
Por eso, en esta intención de encontrar la salida del laberinto, no solo está en juego el aparato para movilizar a los militantes a votar en una posible elección interna que se desarrollaría en marzo. Hay matices, historias, trayectorias y pertenencias que están en juego. Urdampilleta se siente cómodo con el poder de los denominados “varones del conurbano”. Binstock con las Madres de Plaza de Mayo. Claro, que para cualquiera de los dos, es necesario contar con recursos económicos para contratar fiscales, remises y pegar afiches. Cuestiones, estas, que en el justicialismo nada tienen que ver con sus historias, sus trayectorias y sus pertenencias.
Mientras tanto, Sabbatella avanza en soledad en la conformación de su propio espacio, seduciendo y provocando a eventuales aliados.
“Tenemos que dialogar con los mejores hombres y mujeres del Kirchnerismo, del ARI y del Proyecto Sur de Pino Solanas, para encontrar un nuevo relato histórico, para que algunos se queden con los aparatos y nosotros con lo mejor de su historia”, argumenta, convencido, de que lo mejor está por venir.


(Por Fernando Mateo)

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