viernes, 30 de mayo de 2008

Los dilemas del Justicialismo

¿A dónde va el PJ local?


Por estos días en los que la paz parece reinar en el convulsionado mundo del Partido Justicialista a nivel nacional (más allá de que algunas piezas parezcan agarradas con alfileres), la situación no parece ser la misma en el plano local.


Ciertas cosas están claras: Mario Oporto ha decepcionado a propios y a extraños a la hora de conducir al alicaído justicialismo moronense. Edy Binstock es quien mejor representa las ideas del universo K pero, por su pasado en la izquierda peronista, hay quienes no están dispuestos a dejarle la cancha libre. Domingo Bruno ha logrado reunir en torno a su figura a los sectores desplazados por el oportismo y que menos comulgan con el gobierno de Cristina Fernández.

Pero, por sobre todas las cosas, nadie puede asegurar o asegurarse el control de todo el atomizado peronismo vernáculo.
Por si fuera poco, los coqueteos constantes del gobierno nacional con el intendente Martín Sabbatella despistan cada vez más a los dirigentes pejotistas, quienes han sentido que cada ataque contra Sabbatella recibió una respuesta indubitable desde Balcarce 50. Es que lo que no terminan de comprender los que frecuentan los bares que rodean el Palacio Municipal, los que visitan las pocas oficinas que los concejales del Frente para la Victoria ocupan en Brown 910, y los que se acercan a las oficinas del secretario de la CGT regional Morón, es que Sabbatella se ha convertido en una figura de consulta y de una cercanía cada vez más indisimulable del gobierno de Cristina.

Quienes asistieron el martes 22 al lanzamiento del portal de compras municipal, habrán podido escuchar los halagos que le propinaron al intendente el joven K Nicolás Trotta y el politólogo y Secretario de Estado Juan Manuel Abal Medina. Tampoco pasó desapercibido el gesto de la presidenta de la Nación con el jefe local, quien había ido a presenciar el acto apertura de ofertas para la remodelación del Hospital Alejandro Posadas (ver foto) y terminó hablando en el Salón Blanco de la Casa Rosada.

Los popes del PJ saben que una interna para dirimir las autoridades partidarias no haría más que extender la larga sangría que se viene continuando desde que perdieron las elecciones de 1999. Pero también es evidente que las diferencias son –en muchos casos- insalvables y que, por sobre todas las cosas, sean quien fuere el que resulte ganador de una contienda electoral no contará con el apoyo del otro bando.

Así las cosas, todos son concientes de que pasar de ser una remota expresión de poder a convertirse nuevamente en gobierno no depende exclusivamente de los actos que sean capaces de producir y que, mientras ellos mueven las piezas, otros también lo hacen. Y sufren la lentitud con que el degradado PJ local se mueve.

Una a favor
Desde hace tiempo que quienes intentan convertirse en la expresión del viejo partido esperan que ocurra un hecho que les devuelva la confianza y los ponga de cara a la sociedad.
Se entusiasmaron con la candidatura de 'Juanchi' Zavaleta en 2003 y recibieron un cachetazo. Creyeron que Mario Oporto le imprimiría al PJ un perfil más progresista y menos rústico, acorde a los intereses del electorado moronense, pero el actual Ministro de Educación bonaerense demostró que no le importa Morón. Ni con Kirchner en el gobierno ni con Cristina en la boleta oficial lograron mover la aguja.
Por eso es difícil de entender la puja en la que por estos días están enfrascados Bruno, Binstock y demás. Hay quienes creen que la salida de Sabbatella para probar suerte en la “política grande” será esa oportunidad que están esperando y que, en consecuencia, lo que está en disputa no es el cargo partidario sino la candidatura a Intendente del 2011.

A todas luces, parece demasiado futurismo para un partido que debe primero encontrar una estrategia para salir mañana mismo a dar cuenta de sus anhelos y proyectos y ponerse en contacto con la ciudadanía moronense.
(Por Fernando Mateo)

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