viernes, 18 de enero de 2008

A tres años de la tragedia de Cromañón

(*) Cromañón comienza como el dolor más profundo que havivido nuestra sociedad.No solo aquellos que como sobrevivientes ó comofamiliares ó amigos de chicos fallecidos hemos sentidoque algo se rompía para siempre esa noche.

Recuerdo claramente la imagen de angustia que tenía Buenos Aires la noche del 31 de diciembre de 2004, a 24 horas de Cromañón.

No escuché un solo petardo. No había cañitas voladorasni una señal que indique que habían dado las doce dela noche y el fatídico 2004 quedaba atrás.

A partir de ese día fue un peregrinar por Tribunales,por la morgue, los cementerios y en el mejor de loscasos, los hospitales.

Recuerdo que día a día me iban contactando chicos consus padres que estaban absolutamente desconcertadosfrente a la tragedia.

Nadie daba información fidedigna. El teléfono que publicaban el día de hoy cambiaba alsiguiente. Las cosas comenzaron a cambiar cuando Anibal Ibarra sedio cuenta de que el reclamo iba en serio y de que losafectados por Cromañón habían asumido un compromiso. Pero claro, ese compromiso hubiera sido un actoheroico más, en un país repleto de héroes sin lápida, de no ser por dos elementos. El primero de ellos fue la prensa. El segundo laIglesia.

La prensa estuvo presente en cada momento, mostrandocada lágrima, cada rostro desesperado. Cada nuevavíctima, pero también cada gesto de esperanza y hastala primera sonrisa.

Recuerdo haber planteado un simple Recurso de Amparoel 22 de febrero del 2005. Y que el diario Clarín tituló: "Amparo judicial por las víctimas".

En 24 horas la atención médica circunscripta a la Ciudad de Buenos Aires, pasó también al Conurbano.

En una semana, pasaron de ser tres los hospitales queatendían a los sobrevivientes (Ramos Mejía, Clínicas yFernandez), a ser 16.

Sobraba espacio

En las reuniones semanales que hacía un chico me dijo:-antes la enfermera me daba un turno para la semanasiguiente. Con mala cara. Ayer me dió un turno para lahora siguiente y sonriendo.

Algunas cosas empezaban a cambiar. Transcurrimos el resto del año y la mayor novedad fue la suspensión de Anibal Ibarra. La Comísión Investigadora que finalmente lo destituiría fue formada por un pedido que hice el 17 de febrero de 2005 (fuente www.legislatura.gov.arProyecto 0323P05 sancionado el 24/02).

En el 2006 con Ibarra destituído y con Telerman asumiendo con la frase encriptada: "esta gestión nace sobre las ruinas de Cromañón", creí entender que ayudaría a los sobrevivientes.Nada más alejado de la realidad. Telerman sólo favoreció a un grupo de padres. En especial a algunosque ocuparon funciones dentro de algunas de las Direcciones Generales de la Ciudad.

Otra vez la pelea

Atención médica, subsidios. Siempremeros paliativos. La causa judicial por entonces comenzaba la rectafinal, otra vez en manos de la Jueza María Angélica Crotto. Injustamente atacada por un grupo de padresviolentos.

El 2007 es el año del final de la gestión Telerman yel comienzo de la era Macri. A los problemas señalados, hay que agregarle la muertede dos sobrevivientes de la tragedia. Hace una semana elevé a Mauricio Macri un Petitoriodonde solicitaba que continúe con el pago de subsidiosa los sobrevivientes por un año más. Ante su silencio planteé un Recurso de Amparo, paraque la Justicia le ordene; como lo había hecho en sumomento con Anibal Ibarra y con Jorge Telerman; que anteponga el Artículo 34 de la Constitución de la Ciudad: la seguridad es un deber irrenunciable del Estado.

Si los chicos son sobrevivientes, es porque hubo un Estado con deficientes controles que posibilitaron quese produzca una catástrofe con 196 muertos. El Estado entonces debe velar por la buena fortuna deesos 1680 chicos. Algunas voces se alzaron para decir que el reclamo erainjusto.Entonces recordé y tuve merced a la prensa, la oportunidad de enunciar las palabras de Santo Tomás de Aquino: "Justicia sin misericordia, es crueldad". Entonces, creo que si las sociedades se forman paraque los más fuertes cuiden a los más débiles, no podemos darnos el lujo de ser crueles con aquellos quehan vivido el peor de los infiernos.

El 30 de diciembre de 2007 nos encuentra con doschicos menos en la tierra y con todos los 22procesados por Cromañón en su casa.

Omar Chabán fue liberado y es correcto. El Pacto de San José de Costa Rica es claro: nadie puede estardetenido por más de dos años sin estar sometido ajuicio. Y el juicio oral aún no ha llegado. Se avizoran nuevos responsables en esta tragedia.

En pocos días declararán el dueño del local "Republicade Cromañón", Rafael Levy. Un enigmático empresario textil que le "alquilaba" ellocar a Omar Chabán. Sin garantías, sin contrato y sinrecibos. Por la friolera de 30.000 pesos por mes. Y con el solo compromiso de pagar la luz.

El Juez Baños, ahora al frente de la causa deberá dilucidar si el contrato era realmente de locación y si había entre Chabán y Levy una sociedad de hecho. En el último caso, Rafael Levy tendría exactamente lasmismas imputaciones que Chabán (Estrago Doloso seguidode muerte y Cohecho activo), por lo cual la tragediasumaría un nuevo grave implicado.

En el mes de febrero declararán cuatro comisarios y dos ex-funcionarios del Same. La causa que los tiene como imputados, investiga que tipo de atención médicase dio a las víctimas la noche de la tragedia. Y siesa deficiente atención, el juicio de valor mecorresponde, provocó un mayor número de víctimasfatales.

CONCLUSION

Lo peor de todo, tuvimos dos muertos más y son 196. Lo mejor de todo: no habrá impunidad. Dejamos atrás la justicia light que malinvestigó el atentado a laEmbajada de Israel y a la Amia. Y hoy tenemos a unaJusticia de verdad. Perfectible, pero que trabaja,escarba y encuentra.

Decía que merecían mi reconocimiento y el de todos lossobrevivientes dos colectivos: la prensa y la Iglesia(con hombres como Monseñor Jorge Lozano que presenteen mis reuniones trajo un mensaje de esperanza. O como el Cardenal Jorge Bergoglio que dijo: "Buenos Aires, ciudad soberbia que no has llorado losuficiente por esta tragedia". Pero sería injusto no recordar a los chicos del Juzgado de Instrucción Nro 1, a los Secretarios, a la Jueza Crotto, Lucini y Costabel. Sus rostros de cansancio eran la mejor imagen de una Justicia que busca Justicia.

El párrafo final es para ese grupo inmenso que en cada taxi, colectivo, coche, casa, oficina, plaza y unlargo etcétera tuvo y tiene interés de escuchar ó de ver a alguien contando algo sobre la tragedia de Cromañón. Porque la Argentina sintió Cromañón.Y si no hay 500 ó 1000 víctimas de la tragedia es portoda esa gente que de algún modo hizo el esfuerzo de intentar comprender que pasó. Y creo por un momento dijo: "en Cromañón podría haber estado mi hijo, mi novia, mi amigo ó simplemente yo mismo".


Por Javier Maglino
(Abogado y sobreviviente de la tragedia de República Cromañón)

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