lunes, 24 de noviembre de 2008

A 43 años de la Jornada de Lucha Obrera en Plaza La Roche de Morón

Cuando la burocracia sindical no está sola, sino presionada por los obreros que buscan la solución conciente a sus penas, se da como en este caso el plan de lucha de la CGT. La de entonces, en 1965, dirigida por José Alonso, miembro del gremio del Vestido, había fijado el 21 de Octubre como culminación de dicho plan. La presión de los trabajadores industriales, particularmente, fue la que determinó que la lucha por la dignidad salarial y condiciones de trabajo, culminara en un paro activo con movilización desde las diez de la mañana en todas las plazas del país. El 21 de Octubre de 1965 constituye una página en la historia que ha tratado de olvidarse. el lugar geográfico donde fue baleado Néstor Méndez es la esquina donde luego funcionó una parada de taxis en la plaza La Roche de Morón. La misma suerte corrieron otros compañeros de clase en la Plaza de San Justo. Los obreros metalúrgicos Musi, Retamar y Lastenia de Gentiluomo, junto a Néstor, se constituyeron en mártires por la misma fuerza represiva y el mismo objetivo del sistema. Transcribimos un párrafo de la novela escrita por Jaime Rodríguez, “Mamá no llores luchá.”, que nos transmite el sentimiento y acción de Néstor en el caliente momento.
“Un ah!, de alivio interno, le anunció que ya era el último en bajar del estribo en Morón. Su ansiedad no era llegar, sino llegar claro... Las nubes habían comenzado a correrse como un augurio positivo... Y llegó, faltaban algunos minutos para las diez. Algunas banderas sindicales ya estaban presentes, el clima comenzaba a notarse espeso. Las miradas, tratando de encontrar al compañero conocido o a la bandera que suponía pertenecer. La presencia apostada de la famosa Brigada Guemes de la Bonaerense, auguraba una presencia masiva de laburantes, y al mismo tiempo una barrera infranqueable, difícil de trasponer... Pero las columnas comenzaron a llegar. Obreros de Cantábrica, Deca, Good Year, Scholnik, a pié desde las puertas de sus fábricas, aumentaban incesantemente los rostros, los cánticos y los bombos. El clima de comabet ascendía. El contagio se transmitía como un reguero de pólvora hacia quienes todavía estaban fríos. El escenario constituía un hecho nuevo para la mayoría. Los obreros habían ganado la calle, el entusiasmo y la admiración de los indecisos. Los militantes estaban ansiosos, algunos desconcertados, porqu era algo que los superaba.... La plaza La Roche ya estaba repleta. Néstor se encontró con otros compañeros. No podía esperarse más. El tomó la posta, a pesar de que la Brigada Guemes también había aumentado. Logró imponerse, en su condición de delegado bancario. La gruesa y compacta columna de obreros, enriquecida con otras empresas comenzó a desplegarse hacia 25 de Mayo. La presencia policial había enardecido a la gente. Sus efectivos fueron retrocediendo tácticamente... pero la orden de apuntar frenó el repliegue... Una onda de temor se extendió hacia las primeras filas de la columna de obreros... Fue como un instante colectivo de ansiedad, buscando una voz y un gesto que organizara la respuesta... Fue una mirada espontánea para encontrar el apoyo de quien estaba al lado... Una mezcla vacilante de resistencia y prevención... Un espontáneo vacío que pronto se llenó desde las entrañas concientes, con el gesto y el grito valiente de tomarse del brazo y sentirse con un arma poderosa para enfrentar la batalla... No se escuchó ninguna orden de fuego, pero una bala llegó con precisión al cuerpo buscado... Néstor cayó de rodillas, con su vientre perforado por el maldito plomo... La bala no fue casual. Estuvo dirigida a un cuerpo, a un gesto, a un grito, a una conciencia...”. El disparo enardeció a los trabajadores, pero el criminal pudo huir. Néstor murió en el Hospital Alvear, luchando desde la vida con la muerte, el 6 de Noviembre de 1965, precisamente el día del trabajador bancario.

(Por Jaime Rodríguez)

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