sábado, 29 de mayo de 2010

LA EMOCIÓN DEL LECTOR-AUTOR

Los 35 de Latitud 35

ESCRIBIR PARA LATITUD 35

(Por Víctor Corcoba Herrero. Columnista y escritor español)

Se dice que cada cual tiene la edad de sus emociones. Se comenta esta letanía: Resguárdate del amor interesado. Resguárdate de palabras sin alma. Resguárdate de pasiones que matan. Resguárdate de avaricias posesivas. Resguárdate de no hacerte preguntas. Resguárdate de no ser el ser humano. Nos han dicho que cada persona es un himno a la vida. Que cada vida es un himno al amor. Que cada amor es un himno a reír juntos. Que cada uno es lo que es y es razón. Razón de ser, corazón de niño. Consecuentemente con lo dicho, guárdate al niño para siempre, resérvate del hombre hecho dios o bestia. El niño reconoce al mundo por sus sueños, conoce a su madre por su voz, muestra su alegría al despertar, y sonríe por todo porque todo lo ama. Nada nos envejece tanto como perder el niño. Quien lo pierde, no puede perder más. Es un aviso.

Siempre me afanó leer la vida desde todos los horizontes y escribirla para todos los mundos. Porque escribir es una manera de vivir, una manera de estar y tal vez una manera de ser. Hacerlo en Latitud 35, publicación que acoge y recoge mis voces para sembrarlas por tierras hermanas (España-Argentina), me exige ahondar más en la dicción y en los sentimientos; no en vano, con las palabras se puede construir un mundo, pero también destruirlo. Tampoco quiero que se las lleve soledad consigo, ni la indiferencia del viento. Como un poeta en guardia aspiro a expresar con sencillas palabras grandes emociones. Latitud 35 por si mismo ya es la primera conmoción. Valoro su apertura, aprecio su generosidad, estimo la libertad y su afán de servicio al pueblo. Aplaudo su forma de hacer cultura. Desde luego, los lectores son los personajes principales, sin ellos, un medio no puede subsistir. Creo que deben cuidar que Latitud 35 prosiga su camino. Así, pues, cuando uno escribe pienso que el premio nos lo dan los lectores, trabajamos para sus ojos, será más grandioso el galardón cuántas más veces nos lean y mucho más si lo guardan como pan en la panera para cuando se hallen hambrientos de ideas.

Me gustan los medios éticos, aquellos que participan la verdad sin ceder a presiones, ni a la tentación de desfigurar los hechos. Pienso desde la distancia, por lo que leo en Latitud 35, que éste es un medio valiente que genera opinión pública. Es saludable que fermente la opción de imparcialidad y globalicen sus ideas. Escribir hoy en esta publicación significa para mí, sumarme a esos altos ideales de excelencia profesional, donde la verdad dicta la palabra justa, aunque moleste o no se le considere “políticamente correcta”, informando no sólo sobre los delitos y las tragedias que ocurren, sino también sobre las acciones positivas y edificantes realizadas en favor de las personas excluidas y más necesitadas.


COMUNICACIÓN Y CONOCIMIENTO

Percibo en Latitud 35 un lenguaje que todos comprendemos, el lenguaje del entusiasmo que forma y conforma a mi juicio el denominador común de la línea periodística. Sólo hay mundo donde hay comunicación libre de pensamientos, libertad por la que no se debe pagar peaje alguno. El pensamiento y la palabra son raíles de la vida que conviene explorar.

También es voz permanente, siempre lo ha sido, que nuestro futuro está vinculado a una economía basada en la sensatez. Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia. Es palabra de Sócrates. Como también es presente nuestra historia humana, que ahí está, por más que nos neguemos a beber sus lecciones, ofreciéndonos abecedarios para el discernimiento. Con el saber se puede uno ganar mejor la vida, si en verdad, bajo ese calar y encalar en el universo de las luces, nos hacemos responsables. No descubrimos nada nuevo, cualquier tiempo pasado nos lo desvela. Con la sabiduría tenemos la mejor ayuda para vivir. Tampoco revelamos novedad alguna. El mundo de las ideas continuamente ha sido un pasaporte de conquistas y triunfos.

Sin duda la recuperación de los pueblos viene de la mano del conocimiento, no de teorías interesadas, sectarias, que atrofian a la persona y no le permiten algo tan básico como poder pensar por si mismo. Latitud 35, a mi juicio, tiene otro mérito, acercar culturas. Porque, realmente, todo se mueve entre culturas y todo habla de culturas. Sin duda, la cultura de la comunicación es tan necesaria como precisa. Felicidades a todos.

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